ESTREIA DIA 20 DE ABRIL "...absolutamente a não perder" julio stockwell in advanced performance

r. das taipas IV

O ESTRANJEIRO

- De quem gostas mais, diz lá, homem enigmático? De teu pai, de tua mãe, de tua irmã, ou de teu irmão ?

- Não tenho pai, nem mãe, nem irmã, nem irmão.

- Dos teus amigos ?

- Eix uma expressão que até hoje ignorei.

- Da tua Pátria ?

- Não sei a latitude em que está situada.

- Da beleza ?

- Amá-la-ia de boa vontade, divina e imortal.

- Do Ouro ?

- Odeio-o tanto como vós a Deus.

- Então que amas tu singular estrangeiro ?

- Amo as nuvens … as nuvens que passam … lá longe … as maravilhosas nuvens !

Charles Baudelaire, in O Spleen de Paris




Nubes, Monte de las. Monte situado en una región distante seis meses de navegación desde Basora, en Irak, probablemente a orillas del Índico. Sería conveniente que el viajero se dejara acompañar por algún mago persa entendido en alquimia, pues estas personas son las únicas que se orientan con facilidad hasta el Monte de las Nubes. Recomendamos, no obstante, mucha prudencia, pues tienen asimismo la costumbre de sacrificar a sus acompañantes en sus experimentos alquímicos. (….)

Ya en tierra firme, el viajero dejará solo al mago al pie de la montaña. Entonces, una nube de polvo se levantará del suelo y, poco a poco, adoptará la forma de tres hermosos camellos, en uno de los cuales montará el viajero. Siete días más tarde, llegará a un edificio que semeja una cúpula, apoyado sobre cuatro columnas de oro rojo, y a un palacio grande y magnífico habitado por las hijas de un rey. Estas doncellas harán lo posible para que el viajero olvide su destino, pero si prosigue verá, al fin, una multitud de nubes diseminarse de este a oeste: está es la montaña que el viajero busca.

Sólo hay una manera de subir al Monte de las Nubes : el viajero matará uno de los camellos, lo desollará, se meterá dentro de la piel y luego la coserá con cuidado y aguardará a que venga un buitre, lo agarre e se lo lleve. El ave depositará la piel de camello en cima de la montaña; el viajero, entonces, habrá de salir de su envoltorio, dará gritos para espantar al buitre (es necesario ensayar antes los gritos) y podrá explorar la montaña a su gusto. ( … )

(Anónimo, Las mil e una noches, siglos XIV – XVI)




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